Sólo la falta el título a este cuento sobre un estudiante que empieza a ver a Beetlejuice en clase

Cuento en construcción

Lo único que hace falta para terminar esta historia que ha sido escrita hasta el momento entre Marea Roja, José, Enrique Castiblanco y la edición del Comité editorial de Cuento Colectivo, es el título. ¡Participa!

Era el primer día de clase, mientras Lucas escuchaba el aburrido discurso del profesor Mendoza, no pudo evitar notar su inusual parecido con Beetlejuice. De repente, sólo veía a Beetlejuice, era Beetlejuice el que daba la clase y emitía oraciones relacionadas con teoría económica, aguantar la risa se tornaba cada vez más difícil.

La fantasía se tornó tan real que el hablar del profesor comenzó a transformarse en un histérico soliloquio, interrumpido por estridentes carcajadas… incluso sudaba. Sin embargo, nadie en la clase parecía notarlo. Lucas advirtió que la vestimenta del profesor también estaba cambiando.

La mente le daba vueltas, quería parar de girar y girar en su tiovivo mental; pero no pudo dejar de rememorar sus fantasías adolescentes con Winona Ryder. A él también le hubiese encantado ser como Michael Keaton y perderse entre las pesadillas de un Tim Burton alocado.

Lucas sacudió la cabeza como si intentara ahuyentar a un grupo de moscas pesadas, pero la imagen del profesor Mendoza desvirtuada y su risa sorda rompiendo en su pecho lo desconcertó tanto que no pudo contener por más tiempo su hilaridad.

De repente, movido por un impulso incontrolable, Lucas se levantó y empezó a bailar mientras cantaba:

“Shake, shake, shake, Señora, shake your body line
Shake, shake, shake, Señora, shake it all the time
Work, work, work, Señora, work your body line
Work, work, work, Señora, work it all the time”.

Entonces Beetlejuice, con una ira intensa dice: “Señor Martínez, vuelva a su asiento en este momento”. Lucas quería seguir las órdenes, pero no lograba controlar sus movimientos. “¡Martineeezz!” gritó el profesor, y con sus poderes, lanzó a Martínez de vuelta a su silla. Lucas despertó, asustado y con el sonido del timbre en el fondo, era hora de ir a casa.

Entonces el profesor Mendoza, con su cabello desordenado y cara pálida le dijo: “Con que durmiendo en clase Martínez. ¿Quiere que lo reporte al director?”. “Disculpe profesor, ayer me dormí tarde viendo películas” dijo Lucas, a lo que el profesor responde: “Ok, I believe you”. Y se va del salón guiñando un ojo.

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