Cuento en construcción
Esto empezó como un ejercicio vía Twitter con aportes de menos de 180 caracteres, sin embargo, ahora pueden hacer aportes del tamaño que quieran en la zona de comentarios de esta página y terminar o continuar la historia. ¡Atrévete a participar! ¿Qué harías tú si sólo te quedaran 15 días de vida? Este ejercicio está abierto de forma indefinida.
Humberto llevaba una vida tranquila y monótona. Todo cambió el día que oyó a su doctor decir “tienes 15 días de vida”. La frase en sí no tuvo sentido, si no hasta el momento en que recordó aquella película en dónde la chica muere de cáncer. Trató de tranquilizarse, sólo le venía a la cabeza la cantidad de amigos que había dejado de ver por falta de tiempo, las excusas que le había inventado a su madre, más de una vez, para no ir a comer los domingos y quedarse durmiendo. No sabía cómo ordenar sus sentimientos para despedirse de familia, amigos, allegados y enemigos.
Su mirada se perdió por unos segundos, luego habló para sí mismo: “Tengo mucho que escribir y debo hacerlo en este tiempo”. Se permitiría, humano al fin, un arrebato de ira y un ahogo de tristeza. Pero hasta ahí. La depresión no era opción ahora. Se sentó frente al ordenador, pero como si la propia parca se lo dijera, prefirió usar pluma y hoja. Se alargaron sus minutos, se aguzó su percepción, entre latido y latido, desarrolló historias… se agigantó.
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Nunca había escrito tanto ni tan bien, aún cuando un tiempo de las letras se ganó la vida. Algunas cartas eran cuentos, otras eran crónicas de las malas decisiones que había tomado hasta que le dictaron sentencia, especialmente en cada una de ellas hablaba del enorme error que significa la inacción, después de todo, lo que estaba escribiendo era a contrarreloj, por su falta de ganas o decisión lo había aplazado hasta el momento en que ya no era posible postergarlo más. Por lo menos había sido advertido, pues pensó en las personas que mueren sin decir lo que de verdad sienten y de las personas que se quedan esperando una respuesta de los que ya no despertarán. No quería que le pasara eso.
En ese momento recordó que conoce a Alguien,que según sus mayores, todo lo puede. Decidió entregarse a ese Ser. Pretendiendo que 15 días son infinitos para un hombre común y corriente, ahora sólo dedicaba su hálito de vida a su Yo, a ese Yo eterno y perenne que – tan interno y secreto- ojalá con sus últimas acciones le lleven a Cielo. Sabía de su “buena vida” y sus pequeños desatinos durante un corto período de su existencia; eran asuntitos que no podía reparar pero si podían ser “perdonados”. En fín, con dolor y resignación empezó su lucha por rectificar su camino.Y escribió y escribió el libro de su destino. Todos los segundos fueron aprovechados para llegar con su breve mensaje de amor humano y la eternidad del Amor de su majestuoso Dios.Durante ese accionar sentía que su vida tenía mas valor, mas interés y notaba su nueva adicción, su adicción a la vida.