Cuento en construcción
Este punto de partida fue propuesto por Cuento Colectivo. Pueden continuar la narración y dejarla inconclusa para que alguien la siga, o inventarle de una vez una conclusión a la historia. Una vez sepamos el final le inventaremos títulos al cuento. El ejercicio está abierto de forma indefinida.
La nómada seductora, no habría descripción más precisa para Paula Martin. Inteligencia, encanto, belleza, Paula lo tiene todo, sin embargo, no parece conformarse con nada. Hombres de todas partes del mundo han vaciado sus cuentas, acabado sus matrimonios, dejado atrás sus vidas, sólo por una oportunidad con esa bella mujer de ojos azules… ¿O son grises? ¿O verdes? Porque al parecer cambian de color dependiendo del contexto. No obstante, al instante que Paula se siente aburrida o sofocada con una relación de cualquier tipo, su reacción instintiva es correr… correr lejos.
Lo cierto es que Paula está bendecida con talentos innumerables y su mente es algo despampanante. Sin embargo, lo que le sobra en agilidad mental, le falta en emociones. Es por eso que los lazos personales que crea son siempre efímeros, pero, de igual forma, donde ella llega es recibida con gusto y cuando se va, deja su huella. Deja su huella tanto en las muchas amistades que adoran su presencia, como en los múltiples amantes esparcidos por el mundo con el corazón hecho pedazos.
Paula es, más que nada, una persona incomprendida. Mientras iba en un avión camino a Singapur, la niña de 13 años con la que conversó por todo el trayecto le hizo una pregunta que le quedaría sonando en la cabeza: “¿Crees en el amor?”. Después de pensar su respuesta por un momento le contestó: “Sólo te puedo decir que así como me exijo mucho a mí misma, le exijo mucho a los otros y tal vez eso nunca me deje ser feliz. En este momento no creo en tal cosa como el amor eterno, pero sí guardo la esperanza de que una serie de eventos extraordinarios prueben que estaba equivocada”.
Al finalizar el vuelo, la pequeña niña, que viajaba hacia su ciudad natal, estaba encantada con Paula. Por ese motivo, la invitó a que fuera junto con su familia al Festival de las Linternas al día siguiente, un evento tradicional de su ciudad. Paula, solamente porque también estaba encantada con el nivel de conversación de esa pequeña, accedió…
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a entablar una conversación sobre el porqué viajaba al festival. Pasados unos minutos, dos jóvenes de acercaron, uno de ellos sin tener apariencia del lugar, moreno, alto, cabello y ojos del color del marfil escondido detrás de un asiático con aspecto de empresario y un portafolio en las manos. La pequeña quedó estupefacta cuando los ojos de Paula brillaron al ver la luna llena que se asomaba en las montañas, Paula sabía que tenía un propósito en ése festival, interrumpida en sus pensamientos, la pequeña tiró de su camisa haciéndole entender que el empresario necesitaba de su atención.
Al día siguiente Paula llegó a la casa de la niña unas horas antes del Festival, como habían acordado, para socializar un rato y desde allí salir al evento. La niña, llamada Naviko, entusiasmada con la charla que había tenido con Paula el día anterior, quería jugar a ser “Cupido” y por lo tanto invitó a dos de sus primos a su casa. Paula fue la atracción principal de la reunión, todos estaban encantados con su sentido del humor impecable y comentarios de una persona estudiada e inteligente.
En realidad, ninguno de los primos de Naviko le había llamado la atención lo suficiente a Paula como para algo más que una amistad, no obstante, desde que Paula había conocido a esa niña había tenido una sensación que no podía explicar. Había un aire extraño en el ambiente, algo así como una sensación de “deja vu” constante, su intuición le decía que algo extraordinario iba a ocurrir…