La aurora boreal. Odisea en el Polo Norte

Cuento en construcción

Regla: A partir de la introducción de esta historia (después de la imagen), armemos un cuento colectivo, la idea es continuar la narración. Los aportes pueden ser del tamaño que consideren pertinentes, no importa lo cortos ni largos que sean. Es importante estar pendientes de los comentarios que van dejando las personas para no perder la secuencia de la historia.

Foto tomada por Zhengxu

Nunca en mi vida había resultado ganador de ningún concurso, nunca en mi vida había ganado nada. A decir verdad, era de aquellos que pensaba que la suerte nunca estaría de mi lado. Todo eso terminó el día que me llamaron de Radio Cultural Charla Tangible: “¿Habla Flavio Bocanegra?” dijo alguien de voz gruesa por el teléfono. “Sí, él habla” contesté. “Queridísimo Flavio, usted es el feliz ganador de un viaje para dos personas, ida y vuelta, al Polo Norte para ver las maravillosas luces del norte, la magnífica Aurora Boreal”…

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6 responses

  1. Y me dirijia hacia ese frio desierto, en mi viaje, soñe, soñe como nunca en mi vida, soñe con mi pasado amoroso, algo realmente doloroso, tambien soñe con mi infancia,algo realmente duro para recordar, y mas si tus padres…. en fin, pero el sueño que mas navego en mi mente por dias y noche, fueron los ojos de una bestia inmune, con pelaje blanco y ojos rojos, note la furia en su alma.

  2. Mi primera reacción fue dudar de la vercadidad del concurso. Accedi a dar mis datos personales y cuadno colgué quede sentado en mi sillón rojo de piel sangre analizando las posibilidades de que aquel golpe de suerte hubiera tocado mi puerta tan repentina e inesperadamente. Me vino a la mente mi amigo Fukuda, el japonés que algúna ves menciono que a través de los caracteres del iching pudo cambiar su suerte y convertirse en el mas prodigioso de todos los JING (pero ya eso es otra historia que abarcaría toda nuestra capacidad imaginativa). Por alguna razón esa noche tuve el sueno mas real que jamás e sentido. La muerte y la vida se entrelazaron dentro de mí y mis musculos rebozaron de tensión hasta el amanecer. Desperté sediento de vivir sin miedo a morir, enardecido por el misterio que me habia sido revelado la noche anterior en ese encuentro con los únicos dos entes sobre los cuales no tenemos ningún tipo de control a lo largo de nuestra existencia. Era un dia de esos que invitan a pasear, sentir, sonar, y deambular, uno creado para sentir como los brazos de lo excelso acarician cada centímetro de tu ser.

  3. Llegamos, el avion abrio sus puertas y senti el frio mas fuerte que habia sentido en mi existencia. Camino al hotekl, el guia turistico, con una cicatriz en la mejilla derecha (a decir verdad me daba una vibra rara), nos decia que mañana era el paseo a ver las luces, y que el mejor lugar para verlas era en un lugar denominado el desierto de nieve, despues del gran bosque blanco. Me dormi como con cuatro cobijas extras que pedi a la recepcion, feliz por ese premio, no obstante, mi acompañante, Mariana, no hacía si no quejarse del frío y decir que se acababa de dar cuenta que en realidad era una persona mas de vacaciones en el Caribe. Me dormi con mucha expectativa porque al dia siguiente teniamos un paseo a la montaña para esquiar, antes de dirigirnos al “desierto de nieve”.

  4. Y me dirigía hacia ese frió desierto, en mi viaje soñé, soñé, como nunca en mi vida. Era Mariana la persona para acompañarme? fue difícil decidir con quién compartir el premio, escoger una pareja con la que pasar esos días, con la que construir un recuerdo. Me pasa muchas veces: me enamoro, siento que es la indicada y luego no resisto 24 horas de soledad con ella, me pesa, me cansa su conversación, Fukuda dice que tengo que tranquilizar mi mente y abrir mi corazón, tal vez las luces del norte me revelen algo, ahora sólo quiero que Mariana se calle y me deje disfrutar el camino, claro que hace frío! ¿adonde creía que venía?

  5. Al día siguiente en el paseo a la montaña para eskiar, Mariana todavía no dejaba de quejarse. Por un momento sentí que iba a estallar, se me había agotado la paciencia con Mariana, sin embargo, recordé las enseñanzas de Hatzu Itchi Itchi, mi maestro Jing, y me separé de ella apenas se me ocurrió la primera excusa. Me senté en la cafetería y tienda de eskis “Igloo” a tomarme un café y descansar de la voz aguda y chillona de Mariana, estaba completamente ido cuando una escuché la suave voz de una mujer: Hola señor, mucho gusto, mi nombre es Scarlett, tengo hoy en oferta estas bufandas, son hechas por mí.
    Era una joven de unos 25 años, tenia una sonrisa hermosa y ojos verde amarellos.
    Ehh, mucho gusto Scarlett, cuanto cuesta esta? De hecho, una de las bufandas azules me habia gustado.
    Cuesta diez dolares pero con la promocion esta a la mitad.
    Le di diez dolares, compre tambien una bufanda morada para Mariana, haber si se dejaba de quejar por el frio. Cuando llegue adonde Mariana la encontre con los brazos cruzados y con cara de rabia. Le entregue la bufanda que le habia comprado y me dijo: eeeh, hello que te pasa, no me gusta ese color. Deje pasar el comentario, pero en realidad estaba a punto de arreglar un “accidente” de eski en alta montaña. Cuando llegamos al hotel solo teniamos dos horas de descanso antes de que el bus que nos llevaria a ver las luces del norte llegara. Hice una pequeña siesta.

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