Cuento en construcción
Sigue este punto de partida propuesto por Lidia Beatriz, a partir de la fotografía. Una vez sepamos el final de la historia le inventaremos títulos. ¡Participa!
Respiró de forma profunda. Aún soñaba con la ola de su vida. La ola de su vida… aquella de cresta infinita, la que formaría el tubo más acogedor, la de la espuma más blanca. Esa ola salvaje a la cual conseguiría acariciarle la barriga. Pero ninguna se le parecía. Ninguna lo zarandeó ni engulló ni arrastró como ella lo haría. Tantas otras le mojaron en su abrazo, tantas que ya no se sentía diferente a la sal, diluido en el inmenso mar, aunque pisara el asfalto.
No había alcanzado el sol el medio camino. La arena fina se colaba entre los dedos de sus pies ya mojados. Soplaba la brisa y le peinaba hacia un lado. Cerró los ojos y apretó la tabla. La ola de su vida… sus labios se curvaron en una discreta sonrisa. Más le valía tardar en llegar. Porque quería morir en ella. Sólo ella podría separarlo del mar…
Una respuesta
, separalo, por fin, después de tanto tiempo. Desde un punto de vista íntimo, no era tan descabellado como sonaba. El mar le había dado la vida, el gusto por vivir. ¿Por qué no terminar sus días en el mar? Morir viviendo, para eso buscaba la ola de su vida.