Cuento Colectivo y Ediciones Urano felicitan a Jocelin Chaves, ganadora del segundo vale por 15 € en e-books. La narración de Jocelin fue escogida por votación y surgió a partir de la fotografía. El texto fue sometido a la edición del Comité editorial de Cuento Colectivo.
Hoy mi gato me despertó, lamía mi cara y me gustaba, me hacía cosquillas. Pegué un salto de la cama al suelo y caminé hasta la ventana del que antes era tu cuarto. Aunque nadie me crea, ni siquiera mi gato, yo sé lo que vieron mis ojos. Vi tu cuerpo levitando entre el jardín y los rieles de la estación del tren. Me sonreías, sonreías tanto, que al verte pegué una carcajada fortísima. Corrí el picaporte de la puerta y salí a tu encuentro. Yo sabía que nunca me dejarías solo, siempre lo prometiste. Siempre me mirabas a los ojos, me alzabas en tus brazos y me decías que por ninguna razón me dejarías solo.
Corrí hasta la estación. Apenas pasaba el primer tren de la mañana y te ibas flotando hasta los rieles que estaban algo sucios, pero también sabías que me encantaba jugar entre la tierra, entonces no me disgustó para nada la idea de jugar contigo allí. Llenarnos de tierra y que el felino que tenía por mascota también jugara con nosotros. Pero cuando llegué hasta ti te esfumaste como lo hacía el humo, y entendí que mentiste. Que por más que quisieras cumplir tu promesa de no abandonarme, la muerte te halaba a su dimensión y yo te seguía amando. Sangre de tu sangre corre en mis venas, tu mirada se tatuó en mi historia.
Entre el tiempo tan engañoso y las horas arduas de mi soledad, yo fui creciendo, fui cambiando. Mis gestos y mis actitudes, todo de mí se me hacía extraño y nadie me dijo que esto sucedería. Mientras yo crecía solo, mi espíritu de infante permanecía en los rieles de la estación buscando tu rastro, esperando que cumplieras tu promesa. Aun después de tanto tiempo seguí buscando la llave que te liberaría de las cadenas que te ataban a los rieles y entre las maquinas ruidosas buscaba la manera de viajar al pasado y halarte de allí. Te quería viva, quería verme en tus brazos de nuevo y jugar en la estación.