Cuento en construcción
Esta historia ha sido creada hasta el momento entre E. Calder, Enrique Castiblanco, Sandro Vergara y Cuento Colectivo. Lo único que hace falta para terminarla es el título. Te invitamos a participar en esta creación colectiva.
Marcia siempre quiso ser una pianista profesional. Sin embargo, después de varios años de clases de piano, de intentarlo una y otra vez, por fin cayó en cuenta de que no tenía el talento suficiente. Muchas otras de su misma edad y con los mismos años de práctica superaban a Marcia con facilidad, mientras ella pasaba horas y horas estudiando.
Hubo un día en que por fin se resignó y por cuestiones de dinero, aceptó ser la asistente de Sun Li Yang, la pianista contemporánea del momento, según la opinión de los críticos más respetados. Sus funciones eran de lo más básico, traer el café, llevar la ropa de Sun Li a la lavandería, encargarse de su almuerzo etcétera.
La única labor de importancia que Sun Li le otorgaba a Marcia era la de pasar de una página a otra, mientras ésta estaba en concierto. Para esta labor, el asistente debía saber leer un pentagrama. Lo cierto era que Sun Li tenía un temperamento fuerte y emitía una furia exagerada en contra de Marcia, por mínimo que fuera su error.
Por el otro lado, Marcia provenía de una familia aristocrática que siempre había vivido de una forma cómoda. Hace sólo un par de años habían perdido toda su fortuna y, después de una tardía reacción, se vieron en la dura obligación de buscar vías alternas de financiación.
También es válido afirmar que Marcia guardaba cierta envidia de Sun Li. ¿Cómo era posible que esa fea asiática que hacía las mofas más absurdas y ridículas al tocar el piano, fuera tan famosa? Está bien, toca bien el piano… ¿pero qué se cree haciendo tantos estúpidos movimientos exagerados?
Al perder su fortuna, el padre de Marcia había comenzado por vender las propiedades y los autos de colección para pagar sus deudas. Viéndose en la bancarrota, comenzó a vender otras cosas para poderse proveer el sustento diario. Así fue que salió el hermoso y certísimo piano de cola con el que Marcia había practicado desde la niñez.
Habiéndose quedado sin piano, cuando quería practicar, entraba a hurtadillas al estudio de Sun Li, mientras ella no se encontraba. Ese día, Marcia vio salir a la pianista, le tocaba su masaje de manos. Tendría cerca de dos horas para practicar. Se sentó en el banco, se acomodó correctamente frente a los pedales, colocó sus largos y esbeltos dedos sobre las teclas, y comenzó a tocar.
Sun Li, habiéndose percatado del olvido de su teléfono celular, regresó al estudio. Al llegar y mirar su piano, vio cómo estaba sentada su empleada, quien dulcemente acariciaba las teclas que, con el golpe de martillos en las cuerdas, perforaban el silencio.
De hecho a Sun Li no le pareció nada mal lo que escuchaba, sin embargo, en su subconsciente existía una inclinación hacia la crueldad, más todavía si se trataba de alguien de su mismo campo profesional… una posible competencia.
“Fuera, fuera de aquí”, gritó Sun Li. “Vas a romper mi piano de tantos sonidos desafinados, desaparécete de mi vista atrevida”. Marcia se fue del sitio humillada. Sin embargo, no había sido despedida y de verdad necesitaba el trabajo. Esa noche Sun Li pensó acerca los acontecimientos del día, en especial acerca del episodio con su empleada.
Después de racionalizar un poco, se sintió un poco culpable por ese brote del subconsciente. ¿Qué tiene de malo apoyar un poco a los talentos emergentes cierto? Si se vuelve una buena pianista y logra vivir de la música, bien por ella, siempre habrá otra asistente. Además, podría llegar a convertirse en una especie de pupila estrella de Sun Li Yang. Mucha de su gloría, sería gracias a Sun Li.
Al día siguiente, Sun Li tenía una nueva tarea para Marcia. Quería escuchar un poco de música en vivo cada vez que fuera a leer y contestar correspondencia. Algunas piezas, escogidas por ella, que quería que Marcia tocara. Y de esa forma, una que no bajara a Sun Li de su pedestal de superioridad, empezó una relación de maestra- alumna, que resultaría muy beneficiosa para la vida profesional de Marcia.