Te invitamos a continuar esta historia que apenas comienza. El título que hay en el momento es provisional, una vez sepamos el final del cuento se lo inventaremos¡Participa e invita a tus amigos también!
Al día siguiente era el examen de cálculo para el que Flavio había estudiado por el último mes. Los últimos días habían sido especialmente intensivos, teniendo en cuenta que estudiaba contra el tiempo y el material era bastante extenso. Madrugadas en desvelo y mucho, mucho café, fueron la norma por más de 72 horas consecutivas.
No obstante, ya era hora de descansar. Hubiera sido muy contraproducente presentarse a la prueba sin haber descansado, equiparable a llegar ebrio, según estudios. Flavio cerró los ojos, pero las fórmulas de límites y funciones no lo dejaba conciliar el sueño. Unos minutos más tarde, cuando estaba en ese limbo entre el mundo de los sueños y el mundo real, empezó a ver números dentro de su habitación…
Una respuesta
Entre los números y símbolos, uno se destacaba entre los demás, el 14. Todos los otros tenían sus colores, pero el 14 le daba una sensación diferente. Entonces se vio sentado en el mismo pupitre de cuando era un niño y el número 14, pegado encima de este. Después vio la puerta de su antiguo apartamento, con el 14 en unos números de metal. Su cédula tenía el número 3214149847. Sin que se hubiera dado cuenta, el 14 lo había seguido toda su vida…