Esta historia fue escrita entre Paradera Desconocida, una de nuestras usuarias, y editada por el Comité editorial de Cuento Colectivo. El texto surgió a partir de la fotografía. ¿Cómo te pareció el resultado?
Ahí está la Luz. Lame fuego por puertas y ventanas abiertas a lenguas de llamaradas. Y yo estoy aquí, justo en su centro, prendida de ángel. Me costó llegar desollándome los nudillos de la resistencia ascendí por la escarpada y gris montaña de la vida. El miedo quedó atrás rezagado de oscuridad encallado en los bajos fondos de la desesperación.
Todo fue más fácil adquirí ligereza en el aire cuando me desprendí de mi corpóreo equipaje y me habitó el infinito. La imagen a mi alrededor se funde y tiembla de calor como gotas deshechas de estrellas. Van quitándome la ropa de la piel incandescente desvistiéndome de carne exponiendo al aire de ensueño los huesos de porcelana.
Oigo como se astillan al contacto ardiente. Mis ojos son de cristal y las manos de mariposa. La mirada estalla en un aleteo desplegado de alma. De las espinas que coronaron mi martirio llora sangre de sufrimiento. Bajan por el rostro puro del pensamiento hasta saborear la boca elevada del sentimiento.
Nada me pesa aquí, no tengo lastre de herida ni carga de dolor. Para mí fue concebido este lugar por todo lo alto de poesía. Me estaba esperando paciente porque sabía que este día llegaría. Al humo del aire sumo mis letras. Lo que fui y lo que soy se desvanece en volutas de la memoria. Y llegaré a ser tan invisible. Que tendrán que preguntarse los que me tuvieron entre sus brazos. Si realmente existí… o fui fruto de su corazón.