Te invitamos a seguir esta narración que apenas comienza. Una vez sepamos el final de la historia le inventaremos títulos. El que hay en el momento es provisional. Puedes hacer tu aporte en la zona de comentarios de esta entrada o escribiendo a comiteeditorial@cuentocolectivo.com.
Era la mañana de aquel tan detestado día. Es curioso cómo algunos eventos no están limitados por espacio sino por tiempo, como cárceles por las que todos transitamos una vez al año desde nuestras propias casas. Este era uno de esos días, la mañana estaba tranquila, en calma y la brisa sosegaba mi nerviosismo.
El sol acariciaba las hojas de mi jardín y un aroma a ruda inundaba completamente el lugar. Mi mamá siempre hacía ruda con leche tibia, calmaba mis miedos en la noche, me hacía sonreír, sentirme cuidado. Ella siempre lograba sorprenderme, aun cuando nadie más se habría encartado conmigo. Aun cuando todos se hubieran dado por vencidos, aun cuando yo mismo estaba listo para abdicar, ella me acariciaba con cariño. Seguro que se enojaba a veces, pero ahora que miro hacia atrás sólo puedo pensar en sus bondades.
Desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo lo complica todo. Jamás fui muy brillante y ahora que el menor de los ruidos me obsesiona, sé que esta condición acabará conmigo. Es navidad, el mundo estallará de emoción esta noche y yo de miedo. Soy como un perro que le teme a los truenos. Ahora que mi madre ya no está, no sé qué parte del mundo puedo considerar hogar.
No hay cobija que no sea demasiado áspera, taza de té que no sea demasiado resbaladiza al punto que me aterra soltarla, ningún objeto suficientemente estable como para que no crea que lo voy a tirar al suelo. Me aterra tropezarme y golpearme contra una esquina, cualquiera que sea. Me asusta estar demasiado lejos de los teléfonos por si algo sucede y no puedo llamar. Cada perro dolorido que en la distancia ladra lastima mi alma. Cada pelea de gatos me hace sangrar, cada carro que frena me altera, cada carro que no frena me angustia.
Sé que esta noche será insoportable. Tengo miedo, necesito ayuda. Por favor, mamá, regresa…
Una respuesta
Regresa porque sin ti no encuentro horizonte´en la vida. No tiene sentido
si no siento esa aroma de tu piel único para poder subsistir en este mundo insoportable y miserable.