El campus

Te invitamos a continuar esta narración que apenas comienza. El título que hay en el momento es provisional y se lo inventaremos una vez sepamos el final de la historia. ¡Participa e invita a tu red! Puedes hacer tu aporte en la zona de comentarios de esta entrada o escribiendo a comiteeditorial@cuentocolectivo.com

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Por azares del destino no tuve que ir a la universidad durante un periodo de cuatro días. Al regresar me sentí como abandonado, no encontré a nadie conocido, me sentí completamente perdido, carente de destino. Me di cuenta de que toda la pertenencia que tenía respecto de la universidad había sido sólo una aceptación a fuerza de costumbre. De contemplar el ir y venir de las personas y olvidar el sentimiento de extrañeza.

Me sentí completamente extranjero, perdí el rumbo y quedé en blanco y absorto ante el devenir social. Encendí finalmente un cigarro para llevar una  conducta común y me senté a fumar en el punto de encuentro de la universidad. Allí, con mis propios problemas, me dediqué a mirar perdido al horizonte. No sé cuánto pasó antes de tener mi primera interacción social en mucho tiempo. Una chica se me acercó y me preguntó si tenía fuego, la miré con remordimiento y le respondí que también yo lo había perdido…

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