Cuento en construcción
La idea de este cuento es que inventemos el monólogo que dice nuestro protagonista y después concluyamos la narración. Una vez sepamos el final le inventaremos un título a la historia al día siguiente. Hasta el domingo 26 de junio de 2011 le podemos inventar el discurso y el cierre.
A Samuel le encantaban los chistes. Desde que estaba en primaria y a través de todos sus años en la escuela, siempre fue conocido como el payaso del curso. Él era de esas personas que incluso sin intentarlo, hacían reír a las personas. Su gran proyecto de vida era convertirse en profesional del stand up comedy.
En una ocasión, Samuel consiguió el permiso para presentarse en uno de los bares en el centro de la ciudad. Era su gran noche, la noche en la cual podía mostrar su talento en frente de muchos desconocidos y tal vez comenzar una carrera. Irónicamente, Samuel o “Samy Sazón” su nombre artístico, tuvo un bloqueo mental en plena presentación. Se tuvo que bajar de la tarima en medio de abucheos e insultos. Al parecer, toda esa magia cómica sólo fluía en su escuela, Samuel sufría de pánico escénico.
No obstante, él no era de los que tiraba la toalla tan rápido. Después de mes y medio de practicar su presentación una y otra vez frente a sus amigos, repasar qué era lo que le había sucedido ese día, por qué había experimentado ese bloqueo, hacer ejercicios de respiración y practicar técnicas de alivio de estrés, Samuel estaba listo, o por lo menos eso pensaba. Había logrado filtrarse en la maratón de las risas en otro bar de los del centro llamado “El bar de Garrik”, conocido por ser el del público más duro de la ciudad, en cuanto a presentaciones en vivo.
Por fin era la hora de la verdad, su segunda y quizás última oportunidad en el negocio. Samuel esperaba su turno con mucha emoción. Entonces escuchó: “Y ahora el turno es para un muchacho local, se hace llamar Samy Sazón y está apenas comenzando en esto de la comedia así que desde ya les advertimos que toda comida que quede en la tarima no será devuelta (risas del público). Un fuerte aplauso para Samyyyy Sazón” dijo el presentador del show quien enseguida fue detrás de bambalinas y le dijo a Samuel “es tu turno muchacho”.
Apenas Samuel se paró en frente de ese micrófono una luz blanca se encendió obligándolo a cerrar sus ojos un poco. Se quedó sin hablar como por cuatro segundos que parecieron una eternidad y después tragó en seco. Alguien en el público lanzó un silbido durísimo en protesta, Samuel estaba a punto de salir corriendo, sin embargo, respiró profundo un par de veces e inició su monólogo…
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Una maestra pregunta a los chicos sobre los trabajos que realizan sus padres para ganarse la vida: “A ver Pedro: ¿A qué se dedica tu madre?”
“¡Es doctora, señorita!”
“¡Bravo! Ven, una profesional! ¡Eso indica que las mujeres han ganado un lugar en la sociedad! ¿Y tu papá, Elenita?”
“¡El es cartero, señorita!”
“¡Cartero!, que oficio tan sacrificado… es realmente admirable. ¡Los carteros son muy necesarios!… ¿y tu papá, Pepito?”
“¡Mi viejo toca el piano en un prostíbulo, señorita!”
“Aaahhh, ya veo”, dice la maestra avergonzada, y cambia de tema para disimular: “Bueno, vamos a ver cuánto estudiaron de geografía, saquen una hoja…”
Más tarde, terminada la clase, la maestra va a pedir explicaciones al padre de Pepito, el que la atiende muy cordialmente:
“Mire, yo no quiero meterme en su vida privada, pero Pepito anda diciendo que usted toca el piano en un prostíbulo.”
“¡Claro! ¿Y cómo carajo quiere que le explique a mi hijo de siete años que soy abogado?”
(Risas del público)
Un borracho está buscando una fiesta y ve una casa con mucha gente afuera. Entra y dice gritando:
“Tres hurra por el santo”.
“Caballero, esto no es un cumpleaños sino un velorio”, le recrimina una señora.
Mirando el cajón del difunto, el beodo contesta:
“Ah, ya me parecía muy grande la torta”.
(Risas)
Un borracho dando traspiés entra a la recepción de un edificio.
“Disculpe, ¿aquí es Alcohólicos Anónimos?”, pregunta con voz estropajosa.
“Sí, caballero, ¿viene a inscribirse?”
“No, vengo a que me borre de la lista”.
(Risas)
En un apartado pueblito vivía un joven llamado Juañanga que su máxima aspiración era aprender inglés pero sus recursos económicos se lo impedían. Un buen día, sin embargo, se decidió y le dijo a su padre que él iba a estudiar inglés con un método que consistía en subirse a la montaña más alta, con una pequeña radio, para así alcanzar las ondas radiales de otros países y escuchando la pronunciación y modismos de los angloparlantes aprenderlo.
La noticia se propagó por todo el mundo y el apoyo fue incondicional durante el mes que Juañanga estuvo en la alta cordillera, hasta que un día, gente de la CNN dio con la ubicación exacta del esforzado joven, dándose el siguiente diálogo:
“Hello, Mr. Juañanga! How you doing?”
“Gggggzzzzrrrrr Tiiiiiiiiiii Ggggzzzzrr”.
“Muchas gracias, han sido el mejor público de todos” dijo Samy y en medio de una ovación se fue de la tarima.
Este era un concurso de latigazos, y eran muchos los participantes. Las reglas: El que grita pierde, y así se inicia el concurso, se presentan muchos muy fuertes y fornidos, muchos llegan a los 20, otros pocos a los 30, antes de gritar “ya, ya, ya, por favor”.
Entre todos sale un joven muy delgado y débil y se decide a concursar, lo amarran y empiezan uno, dos, y así llegan a los 20 latigazos, y la gente se emociona, llegan a los 30 y la gente empieza a contar 31, 32, 33, mientras el joven con lágrimas en los ojos resiste y la multitud lo ovaciona:
“Que gane el mudo, el mudo, el mudo, el mudo”… “Ese es, ese es, ese es… el mudo, el mudo, el mudo…”
Después de veinte años de servicio en la compañía, el señor Pérez se animó a solicitar un aumento de sueldo. Por consejo de su compadre, que era sindicalista, escribe la solicitud en los siguientes términos:
“Me es imposible continuar trabajando con ustedes con este salario…”
Dos días después lo llaman a la oficina del gerente general y éste, en persona, le informa:
“Señor Pérez, tengo muy buenas noticias para usted”.
“Sí, señor”, alcanza a balbucir Pérez emocionado.
“Después de presentar su carta al consejo directivo y de enfatizar que le ‘es imposible continuar trabajando con nosotros con su sueldo actual’, los miembros del consejo mostraron su acuerdo unánime en vista de sus veinte años de servicio leal a la compañía y de que todo esto va más allá de lo que es tan sólo puro dinero y, a pesar de los problemas por los que atravesamos en el momento actual derivados de la recesión de la economía estadounidense, creemos que unos cuantos pesos no nos hundirán el barco y…”
Se calla el gerente para tomar un sorbo de agua. Y Pérez pregunta:
“Entonces, ¿acordaron incrementarme el sueldo?”
“No, señor, acordamos darle una gran fiesta de despedida en el hotel Camino Real, con stripper, mariachis y toda la cosa”.
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Un agente del servicio secreto estadounidense se dirige al Presidente Bush:
“Señor Presidente: ¡Las gemelas, las gemelas!”
“¡¿Qué?! ¡Otra vez tomando esas desgraciadas!”
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Un mango se desprendió del árbol que lo sostenía desde que dejó de ser flor. Todos los mangos que estaban en el árbol se empezaron a reír del fruto que cayó al suelo. Éste se sacudió su esbelta forma y miró hacia arriba y les gritó a sus compañeros:
“¡Inmaduros!”
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Al jefe de una oficina le comunican que la mujer de uno de sus empleados se ha muerto en un accidente. El jefe no sabe como decírselo y se lo comenta al secretario, y éste le dice:
“Déjamelo a mí, que se me da bien contar malas noticias.”
El secretario va donde el empleado y le dice:
“Lo siento Paco, pero se ha muerto toda tu familia en un accidente.”
Paco se queda pálido, y le dice el secretario:
“¡Qué no hombre! ¡Qué sólo se ha muerto tu mujer…!”
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Una prostituta va donde el médico porque se sentía muy mal.
“Mire, doctor, me duele la cabeza, el pecho, las nalgas, tengo fiebre…
“Bueno, bueno respóndame una pregunta: “¿En periodo de regla usted tiene mucha pérdida?”
“Doctor puede que sea eso, porque la verdad es, que las perdidas son de 200 a 300 dólares.”