En la odisea de aventurarnos a lo desconocido,
nos entregamos a sentir la cálida brisa del sol.
Que penetraba estrepitosamente por la piel
a través del arcoíris que brota entre la danza del mar
y el reflejo de la arena.
En la odisea del sentirnos profundamente,
nos entregamos a amarnos
más allá de las imaginarias fronteras;
Nos amamos, mucho más allá de la locura
al perdernos entre las caricias
en aquellos cuerpos entregados a la arena.
Texto por Leonardo Manavella