Este juego de roles transcurrirá en medio de un elevador que se detiene por una falla. En el hay cuatro personajes, el honorable pastor de una iglesia evangélica llamado Gonzalo, un proxaneta del centro llamado Bastián, un militar en servicio con el nombre de Juan y un intelectual marxista llamado Rubén. La idea es que ocurra un diálogo que puede ser acompañado con otro tipo de descripciones. Entre Sandro Vergara y Enrique Castiblanco, dos de nuestros usuarios, han empezado el ejercicio. Te invitamos a seguirlo.
Enseguida Rubén empezó a sudar, su cara, movimientos y respiración pesada, delataban que estaba a punto de perder los estribos.
Rubén: ¡No voy a aguantar! Sabía que no debía montarme en este elevador, no voy a aguantar este encierro. ¡Auxilio!
Gonzalo: Tranquilo, hijo mío, respira profundo. En mi caso personal, cuando me veo frente a situaciones en las cuales mis instintos quieren superar mi compostura, siempre rezo dos Ave Marías. Haz lo mismo y verás como te funciona de maravilla.
Una respuesta
En ese momento Bastián suelta una carcajada de burla.
Bastián: Dos Ave Marías mis pelotas. No hay superstición religiosa que cure la falta de hombría. Ambos son unos pobres diablos.