Cuento en construcción
Concluye esta historia escrita hasta el momento entre Enrique Castiblanco, Emilia Olivia y la edición del Comité editorial de Cuento Colectivo.Una vez sepamos el final de la historia le inventaremos títulos.
Tomo aire y sabe a gloria. ¡Que delicia el aire en mis pulmones! Y que bello es estar vivo. Mientras avanza la fiesta, todo se torna más colorido. Veo los rasgos de la gente más marcados, sus formas son geométricas. Entonces veo a la chica con ojos de calidoscopio. A lo lejos, entre la gente, me sonríe y yo le sonrío de vuelta. Se pierde entre la multitud y empieza la persecución.
Comienza así un sin fin de montañas y colores que se despliegan ante mis ojos como alas de mariposa a punto de tomar vuelo. ¿A dónde la habrá llevado el viento? El diamante que llevo en mi bolsillo ilumina el camino y logró encontrarla, tan cerca, tan lejos… tan inmaculada niña. Un polvo de belleza invade su cuerpo y pienso en tocarla, estiró uno a uno los dedos de mi mano pero como una dulce maga se desvanece bajo el frio de la espesa noche…
2 respuestas
Sin mucho esfuerzo, se apodera por completo de mi mente y empiezo a imaginarla entre brillos y sonrisas, entre estrellas y aspavientos que me enlazan con sus ojos de sol. Y descubro que no hace falta tocarla para sentirla mía, porque entre su cielo y mi cielo aún hay cabida para un loco soñador.
La sigo hasta un puente junto a una fuente donde gente en caballitos come pasteles de malvavisco. Todos sonríen mientras paso frente a las flores que crecen increíblemente altas. Entonces la veo, a punto de montarse en un taxi hecho de periódico y antes de que lo hago la agarro de un brazo y le pregunto su nombre. “Lucy”, me contesta, se monta en el taxi y la pierdo una vez más.