La historia a continuación fue iniciada por Cuento Colectivo y terminada por ChatGTP. El aporte de Cuento Colectivo llega hasta esta oración: “Tal vez ese viento cálido del Pacífico le traería respuestas”. El título también fue sugerido por ChatGTP.

El único lugar en el que podía estar tranquila en ese momento era en su punto favorito. Una roca mohosa, a cuarenta minutos de la ciudad, con vista al mar. En un par de ocasiones había visto, a lo lejos, una manada de ballenas migrando. No era inusual ver este fenómeno por esos meses de mayo. Ese día, se sentía peor que nunca. ¿Por qué en esas fechas especiales se le venían más dudas y preguntas que en cualquier otra? ¿Soy una buena madre? ¿Son fieles mis amigos? ¿Se acordarán de mí? Tal vez ese viento cálido del Pacífico le traería respuestas.

Se sentó en la roca y cerró los ojos, dejando que el viento le acariciara la cara y le trajera los sonidos del mar. De repente, escuchó un sonido fuerte y gutural, como una especie de grito. Al abrir los ojos, vio una manada de ballenas a solo unos metros de distancia, saltando y chapoteando en el agua.

Se quedó sin aliento ante la impresionante visión. Era como si las ballenas estuvieran bailando para ella, como si supieran que necesitaba un momento de paz y tranquilidad. Se sintió abrumada por la emoción y las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

De repente, una de las ballenas se detuvo y la miró directamente a los ojos. Fue un momento eterno, como si la ballena quisiera decirle algo. Y en ese momento, supo que todas sus preocupaciones y dudas no eran importantes. La vida era corta y tenía que disfrutarla al máximo, ser una buena madre, amiga y persona, y dejar que las cosas fluyan naturalmente.

Se sintió renovada y agradecida por el momento que acababa de vivir. Se prometió a sí misma que volvería a ese lugar cada vez que necesitara encontrar la paz y la tranquilidad. Se levantó de la roca mohosa y, con una sonrisa en el rostro, regresó a la ciudad con una nueva perspectiva sobre la vida.