El comienzo de esta historia, más la imagen que acompaña al post, fueron aportadas por Julieth Villamizar, una de nuestras usuarias. Te invitamos a continuar la trama.
Mientras el cielo se oscurecía y todo en la tierra entraba en calma, un pobre loco se levantaba de su sillón, para cumplir con aquella que creía ser su labor: encender las estrellas. No era fácil su travesía por el firmamento, necesitaba ser ágil y reconocer cada constelación para poder encenderlas en el orden correcto. Sin duda era un hombre sabio.
Hace mucho tiempo se encontraba exiliado por su propia soledad, en su juventud exploró el universo, logrando comprender todas las conexiones que allí se desarrollaban. En una ocasión, mientras observaba una lluvia de estrellas (quizás la última que compartiría) con un gran amigo con el que realizaba sus investigaciones, éste le obsequio un bello encendedor escarlata como muestra de su cariño y lealtad…