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Cuento en construcción

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4 respuestas

  1. Por un momento todo era increíblemente apacible, de pequeña le temía a la lluvia, a los rayos, a la furia de la madre tierra, pero hoy todo era paz, todo era tranquilidad, aquellas gotas de lluvia que caían sobre mi iban lavando cada uno de esos pensamientos, cada uno de sus recuerdos.

    mi cuerpo sumergido y empujado por las olas, sentía la completa liberación, si existiera la posibilidad de volar, seguramente sería la misma que yo sentía en estos momentos en que el mar me empujaban y mis lagrimas podía confundirse.

    cualquiera me hubiera tachado de suicida, pero yo me liberaba por fin de sus cadenas, simplemente ahora entendía el significado de utopía, pues ahora estaba en el lugar perfecto, en el momento perfecto, los Insight de sus besos, de sus caricias ya no me harían aferrarme a él; no después de que el asesinara mi alma y mi confianza.

    hoy era libre..

  2. Dánae

    La lluvia era interminable

    Dánae se hacia una con el agua que brotaba de las rocas

    El vapor se hundía entre sus piernas y la noche se albergaba en sus ojos. Sus pasos flotaban hacia el mar.
    Ella y su cabello negro sabían perderse entre las olas,

    Dánae jugaba a ser sirena y se escondía en azules, peces dorados

    Rocas finas, raras criaturas que desde el fondo la observaban

    Su momento era este: la lluvia, la dulce agua que la acariciaba

    Y el dulce recuerdo de él.

    lbai era el recuerdo de Dánae

    Olvidado por la tierra, por el aire, por el sol y por todo ser terrestre, menos por ella.

    Era un mes frío, la luna no alumbraba esa noche

    lbai solía pescar, mientras Dánae mojaba su cuerpo en la orilla

    La espuma la mantenía soñando, feliz como todas las noches.

    El barco había regresado, solo, sin más besos para su bella perla

    El pescador se había hundido en el llanto de los ojos de la sirena.

    Dánae después de ese día no detuvo su llanto

    Hasta que regreso a su mar, Donde el amor que le pertenecía
    Le humedecía los poros, los labios que lbai siempre aprovechaba en besar

    Las manos con las que Dánae tocaba su espalda

    Mientras lbai sentado en la cama olía su perfume, sal de mar. Así fue como Dánae se hizo mar
    lbai arena

    Y yo, luna.

  3. Finalmente estoy aquí, ahh… ¡Que humedad! Soy un cuerpo rodeado de agua y viento, navego como bacteria, me remonto al inicio, me faltan aletas, el aire de mis pulmones me mantiene a flote, casi no distingo los astros que conspiran silentes a lo lejos, navego por un túnel del tiempo, el tiempo… que no existe, aquí no hay tiempo, rompo la cadena de los acontecimientos, en este punto de inflexión reiniciaré el cronómetro, ahora estoy en un punto muerto, invento mi realidad, me apropio de este espacio, aunque, ya viene la tormenta, la siento a mis espaldas, me persigue desde hace tiempo, pero no la miraré, da igual si estoy consciente o no, su inminencia no me perturbará, si he de perecer que sea en esta inocencia de un cuerpo sin ataduras, que sea en este mar dónde he perdido el ancla, dónde he izado velas sin brújula ni cartografías, quizá sobreviva a este naufragio calcinante, no me preocupa, a fin de cuentas, tanta agua es necesaria para calmar mi ardor, y ni la peor tormenta menguará mis ansias insolentes de revolución, ¡Cada vez siento más frío! Las corrientes marinas sacuden mi cuerpo, yo sucumbo a su fuerza, a su ritmo perverso, pero no tengo miedo, ya he cruzado mil mares de fuego, miré a la muerte a los ojos con actitud desafiante, y penetró mi carne su daga envenenada, estoy herida de muerte, ¡Todos lo estamos! Si soy un ser para la muerte y puedo apropiarme de mi destino, que sea aquí y no en otro lugar, que sea rodeada de sal y gotas de lluvia, de bruma marina, de tímidos rayos de sol y etéreo aroma de algas y llovizna, desafiando las leyes de la gravedad y del tiempo, ¡Sólo cuento conmigo y me basta! No me aferro a nada, soy libre de esperanzas y sueños baldíos, respiro y estoy viva, soy libre a costa de todo, mientras no mengüen mis fuerzas, mientras no mengue tu olvido.

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