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Cuento Colectivo® es una marca de Inteligencia Colectiva S.A.S. Fue fundada por Jairo Echeverri García, soñador despierto y contador de historias incansable.
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2 respuestas
Cuando pienso en el legado de mi padre, quisiera recordar su vida a mi lado, sus sonrisas y consejos pero solo queda en mi mente un recuerdo imborrable: aquel día nevando y él afuera trabajando ganándose el alimento que yo después comería. Si hoy puedo decirlo, es así, nunca me dio un consejo, me heredó su ejemplo.
El vidrio empañado no permitía fijar la imagen de Rafael que impávido sacaba cuentas sin dar mayor importancia al frío que arreciaba en esos momentos fuera del café para camioneros. Mientras yo agazapada en uno de los asientos calentitos de esa estación esperaba ansiosa su llamado para seguir camino en nuestro viaje de vacaciones más al sur, casi al fin del mundo. Yo , desprovista de cualquier preocupación , sólo de su silueta que no animaba a moverse. Me desanimaba la tranquilidad de su figura casi quijotesca enfriándose en el bochornoso día de verano con gusto a invierno.
Me alcé del asiento y quise gritar , pero sólo atiné a pensar ¡ hasta cuando nos quedábamos en ese alto del camino!, abrí la puerta que me separaba de Rafael y grité a voz en cuello , el rugido de los motores no dejaba escuchar bien , -Rafael que haces?, ¿Cuándo emprendemos camino nuevamente ¿ hasta cuando nos quedamos en este desierto de mala muerte? Él sin más me dedicó una mirada llena de sonrisa – sólo tomaba aire contestó y abrió unos brazos espesos para abrazarme . Se acercó hasta mi humanidad y con una voz suave y cándida preguntó ¿emprendemos viaje? Había guardado su celular en el que quedaba grabado el mensaje” Te amo”. Y yo impertérrita lo sabía, siempre lo supe . Tomé su mano y seguí camino junto a él ya vendría el tiempo de borrar el mensaje y hacerle frente a la realidad. Ya habría tiempo, mientras tanto las vacaciones no podían esperar.