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1. Baltazar se había quedado pegado mrando el cuadro que se exponía en la galería de arte. Esa mujer montada en la bicileta llena de naranjas y verdes los hacía poseedor de una riqueza insospechada, dejó que los tiempos pasaraán , dejó que pasaran los sonidos y se sintió lleno de biciletas en las calles. Se sintió lleno de aires y buenos bríos. Baltazar salió rápido agarró su bici se fue bordeanado el cerro el naranja no era tal igual, los verdes eran mejores en la vida. Recordaba el cuadro y a la mujer que en el otro lado del mundo viajaba igual que él en una bici rumbo a lo alto

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2. Estaba cansado de su vida gris, de las responsabilidades infundadas, de las cadenas diarias y de la soledad.
   Necesitaba un respiro en su vida, nuevos brios, renovadas ilusiones aunque resultaran locas.
   Pensaba esto frente al espejo, ya a punto de salir para el trabajo; sin pensarlo dos veces se quitó el uniforme y se vistió de calle, sacó la vieja bicicleta encerrada en el closet y llena de telarañas.
   Ya en la calle, comenzó a pedalear hasta perderse en caminos inventados mientras iba soltando lastres detrás de sí.
   Respiró profundamente el aire límpio y fresco de ése camino desconocido, se dió el gusto de manejar sin tomarse del manubrio y, extendiendo los brazos, empezó a imaginar colores vivos mientras miraba hacía el cielo con los ojos cerrados y una sonrisa nueva en la cara.

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3. Se atravesó de colores con los brazo abiertos, en alto abrazaba al universo y él se dejaba acariciar, reía, vivía …

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4. Pingback: Le vieja bicicleta (título provisional) | Cuento Colectivo