Cuento en construcción
Participa en nuestro primer ejercicio en el cual una pieza sonora es esencial para el desarrollo del tema. La idea es que te pongas en los zapatos del escritor y llenes la hoja en blanco. También puedes aportar imágenes apropiadas para esta historia. Una vez sepamos el final del cuento, le inventaremos títulos.
Llevaba horas frente a la hoja en blanco, pero las palabras parecían no llegar. Encendió su vieja radio, para ver si encontraba fuentes alternas de inspiración. Tras hacer una búsqueda por los emisoras disponibles, se sintió un poco fuera de lugar al no identificarse con ninguno de los ritmos del momento. Optó por detenerse en la emisora de música clásica, que en ese momento tocaba un fragmento del concierto para violín y orquesta de Max Bruch.
Se deleitó por varios minutos con la composición y al final, su plan resultó. Ya sabía cuales serían las primeras palabras de su cuento:
3 respuestas
Palabras llegaron y esparcieron algunos suspiros a razón del ejercicio del recuerdo; aquellos acordes, aquellas tonalidades caricias, al oído, y al resto de los sentidos. Me levantaba, me sentaba, dejaba al lápiz dirigir mi pentagrama. Opté por algo distinto producto de tantas comas y el coma que muchos desesperamos. “Un lago en el cielo es mi regalo para olvidar lo que hiciste,” así era la letra y así son las ganas de escribir: “Vamos despacio para encontrarnos, el tiempo es arena en mis manos,” como mi corazón expuesto a las mareas, que siempre vienen a borrarme las huellas; tengo tantos pasos que pesan y tantas tontas anmesias. Sigue el curso de la aventura, la desventura, en virtud de un final que aún no termina…
*Las Comillas son por Lago en el Cielo, de Gustavo Cerati…
Saludos en letras
Fecilidades por la iniciativa
@OrlanSilva
Al ver una caracola de perfecta arquitectura posada sobre la blanca arena, pienso en ti , la tomo en mis manos y la acerco a mi oído …oigo tu voz que me llama. Sigo en este torbellino de amor- desamor del que no logro desprenderme. Te quiero, pero más quiero mi libertad y aunque sufro al pensar en perderte , más sufro si dejo de ser el que soy.
Era un espléndido día de primavera y Victoria paseaba por su jardín. El olor de las rosas predominaba en el ambiente y todo era muy colorido. Su corazón se sobresaltaba a cada momento, conocía bien el sentimiento que la dominaba…