La leyenda del ave y del monje

Era el momento de la prueba absoluta, el resultado de años y años de entrenamiento y meditación. El ave se encontraba encima de un árbol, por lo menos a quinientos metros de distancia. El reto ahora era hacer que viniera hacia él, pero sin usar ningún tipo de carnada.

El joven monje, cuyo nombre era Koji, se mantuvo inmóvil y respiró profundamente. Con la mente completamente enfocada en su objetivo, comenzó a visualizar el ave acercándose a él con calma y sin miedo.

Entonces hizo una serie de movimientos suaves y precisos, como si estuviera bailando en medio del bosque. Cada movimiento tenía un significado especial, cada gesto buscaba llamar la atención del ave y demostrar que él era digno de su confianza.

Luego de varios minutos, el ave comenzó a moverse en su dirección. Primero se acercó un poco, luego voló más cerca, hasta que finalmente aterrizó sobre su hombro.

Koji no pudo contener la emoción al sentir el suave roce de las plumas del ave en su piel. Durante años había estado buscando el momento perfecto para demostrar su habilidad en la técnica del Shugendō, la cual consistía en la conexión con la naturaleza y el control de la mente y el cuerpo.

Con el ave posada en su hombro, Koji comenzó a meditar. Su mente se fundió con la del animal, y juntos sintieron el latido del corazón del bosque. El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, y el cielo se teñía de tonos rojizos y naranjas.

Koji sabía que había logrado su objetivo. Había demostrado que la técnica del Shugendō no solo era una serie de movimientos y meditaciones, sino una forma de vida en la que el ser humano se fusiona con la naturaleza.

El ave comenzó a revolotear en el aire, como si quisiera llevarse consigo la energía y la sabiduría que había adquirido de aquel joven monje. Koji sonrió y le agradeció por haber compartido con él aquel momento mágico.

Con lágrimas en los ojos, el joven monje se despidió del ave y la vio alejarse en el cielo. Sintió una profunda gratitud por haber sido elegido por ella, y prometió que seguiría practicando la técnica del Shugendō hasta el final de sus días.

A partir de ese momento, Koji se convirtió en un maestro del Shugendō, y sus enseñanzas se extendieron por todo el mundo. Cada vez que se sentaba a meditar, recordaba aquel momento en el que el ave se posó sobre su hombro, y sentía que su corazón se llenaba de energía y sabiduría.

Con el tiempo, la historia de Koji y el ave se convirtió en leyenda. Muchos jóvenes monjes se inspiraron en ella para seguir sus propios sueños y demostrar que, con suficiente dedicación y entrenamiento, cualquier cosa es posible.

En la actualidad, el árbol en el que el ave se posó antes de llegar al hombro de Koji se ha convertido en un lugar sagrado, al que acuden personas de todo el mundo en busca de sabiduría y paz interior. Y aunque el ave ya no está, su presencia sigue siendo palpable, como un recordatorio de que, en la naturaleza, todo está conectado.

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5 respuestas

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