Cuento en construcción
Este punto de partida fue propuesto por Vilma Barerx y editado por el Comité editorial de Cuento Colectivo. Tienes la opción de continuar o de concluir la historia. Una vez sepamos la conclusión de la trama, le inventaremos títulos.
Indefinidamente, busco el teclado en las ramas desajustadas de cada mano que no he de tocar, el sonido… el silencio. Son caricias en mis yemas y punzadas a mi pecho. Los lamentos que no puedo abandonar se incrustan al oído. Tantas hembras, tantas glorias y la pérdida de mí en cada una de ellas. El compás desajustado tiembla al solo intento de claridad.
Es entonces cuando sus sombras se levantan y me envuelven en la pena. Son mil dedos, cientos de palmas y esos cuerpos que no reconozco en mi historia. Cuerpos sin nombres ni caras en las que yo me pueda reflejar, es el tinte del silencio y la ubicuidad. Mi mente en desatino enreda mi letra, mi melodía incestuosa…
Una respuesta
“No tienes alma, eres un ser sin alma que merece lo peor” dice una.
“Te maldigo Sebastián, te maldigo a tí y a todos tus seres queridos. Acabaste mi vida” dice otra.
Espero que algún día sientas lo que es ser usado y deshechado. Somos personas… no objetos que ser tirados a la basura. Algún día te arrepentirás de tanto abuso y tanto descaro. Es que ni remordimiento sientes. Eres un diablo, un egoísta al que no le importa más nadie que él y sus estúpidas melodías”.
Se escucha una nota grave desafinada que termina con la música. Sebastián se levanta de su silla. Las voces se han ido…