Suscríbete a nuestro boletín para que recibas nuestras actualizaciones sobre escritura creativa, ficción, marketing de contenidos y mucho más.
Cuento Colectivo® es una marca de Inteligencia Colectiva S.A.S. Fue fundada por Jairo Echeverri García, soñador despierto y contador de historias incansable.
Suscríbete a nuestro boletín para que recibas nuestras actualizaciones sobre escritura creativa, ficción, marketing de contenidos y mucho más.
Copyright © 2024. Todos los derechos reservados.
Una respuesta
Carlos estaba en su celebración, era su cumpleaños número 50, su esposa y sus hijos habían invitado a toda la familia, amigos y uno que otro vecino chismoso y metido.
Él hubiera querido evitar que toda esta gente se reuniera en su honor, pero le fue imposible, y pensar, que con la mayoría, nunca se veía, menos se hablaban y no se habían preocupado si algo le pasara.
De pronto sintió enormes deseos de levantarse de su silla, de subirse a la mesa, de botarlo todo por la borda y de cantarle algunas verdades a cada uno de los invitados, y así se quedó imaginando que le diría a cada uno, pensando, sonriendo, maquinando por dentro.
A su tío Carlos le diría, mientras le echaba el café por la cabeza, que no estuvo bien, cuando fue a su empresa a aplicar a aquel trabajo de limpia vidrios que tanto necesitaba, ya que estaba recién casado y esperaban su primer hijo, y el con un desdén le dijo, sobrino, toca estudiar, toca prepararse, no puedes desacreditar el apellido de la familia.
A su padre, si así se le podía llamar, que llegó muy orondo, muy puesto, muy señor, con su nueva esposa, después de haberlos dejado en la pobreza, su madre enferma y los tres hijos que mantener, cuando no se ocupó nunca de ellos, a él, que podría decirle, nada, le pondría un cup kate a cada lado de su hermoso y fino saco, y lo restregaría hasta cansarse, para desquitarse de tantos años de abandono.
a sus hermanos, uno abogado y un economista, les reclamaría el no estar pendientes de su madre en sus últimos días, pero los felicitaría por ser tan prósperos y exitosos en sus negocios, a ellos solo les pondría encima de sus cabezas las copas de vino, finamente decoradas,
Y así, absorto en sus pensamientos, escucho a su esposa, llego tu hora mi amor, debes dar tu discurso
Carlos Se levantó de la silla, tomo su copa y empezó diciendo: Hoy, quiero agradecer a cada uno de ustedes por estar aquí, todos son importantes y los aprecio mucho……
De pronto se quedó callado, haciéndose un silencio que calaba en los huesos, que dolía, y todos los invitados murmuraban, opinaba, no faltó quien solicitó un doctor…..
Carlos carraspeo, solicitó mucha atención, quiero que se sientan bien, coman y beban hasta que se cansen, pero de algo estoy seguro, es que no quiero ser una persona hipócrita, por eso deseo decirles que NO QUIERO VOLVERLOS A VER NUNCA MAS, y diciendo esto, alzó la copa, y bebió de la copa, SALUD, pero no contaba que con el vino, se iba a ahogar, lo cual le produjo la muerte instantánea.