Noche galáctica en el Prestige

planetas

Ese viernes, yacía en su diván meditando. En un par de horas, la Luna entraba al signo de Libra. El único planeta retrógrado era Júpiter, pero Mercurio estaba funcionando pleno. Como odiaba cuando Mercurio estaba retrógrado, pero no era la ocasión. Sin embargo, seguía ese viernes, en su diván, meditando y fumando de su hermosa narguile árabe. Se preguntaba qué sorpresa le traería el destino en ese día.

Sacó de uno de los cajones sus cartas y las barajó por unos instantes. Entonces escogió una de las cartas de forma aleatoria… la carta de la conversación. ¡Era lógico! ¿Cuál otra iba a salir? Mercurio, el dios del comercio y de los viajeros una vez más le arrojaba la carta que representa la conversación, la capacidad de transmitir un mensaje, pero también de la empatía.

A ella en realidad no le gustaba depender de los planetas, prefería ser como esas personas que van por el mundo sin saber nada, creyendo que son felices, pero eso le estaba negado, una y otra vez la vida le había mostrado que los astros no mentían. Decidió entonces vestirse para la ocasión. Su teléfono no había sonado, ni había indicio alguno, todavía, de que la calma estuviera por terminar.

Sin embargo, tenía una sensación de que eso era precisamente lo que pasaría. Además, el afán habitaba en lo más profundo de su cerebro, puesto que su regente no estaría directo para siempre, de hecho, ya empezaba a perder aceleración. En ese momento su teléfono rojo sonó una vez, dos veces, tres veces. ¿Sería buena idea contestarlo? Tenía la costumbre de adivinar quién sería que llamaba, antes de contestar. Lo más lógico era que fuera su mejor amiga Agustina a esa hora.

Contestó… y quien llamaba definitivamente estaba en un lugar con la música a todo volumen. De lejos se escuchó la voz de Agustina: “Ven ahora a la azotea del Hotel Prestige, no te imaginas quién está aquí”. Trató de que fuera un diálogo, pero Agustina no escuchaba. Entonces se sentó en el diván, y esto era siempre así. Se convencía de que tenía que salir, y cuando conseguía lo que quería, ya no lo quería tanto. Sin embargo, en solo cinco días Mercurio estaría retrógrado, si iba a aprovechar, tenía que ser ahora.

Se puso un vestido de color amarillo con unos tacones aguamarina y salió para la azotea del Prestige. En la entrada del lugar, no estaba el guardia de seguridad regular, que era el que ella conocía. Le tocaría hacer la fila como a todos y además sola y bajo una lluvia leve. Entonces escuchó su nombre: “Julieta”. Volteó solo para ver un flash al pasado. Su ex, Armando, era quien la llamaba. La fragancia cítrica de Armando le recordó esa época de fiestas lujosas que terminaban en desastre. Si alguien la podía entrar con facilidad al Prestige, era él, ¿pero a qué precio?

“¿Cómo estás Armando?” preguntó con cara seria y tono seco. “Mejor ahora que te veo. ¿Qué te has hecho? Estás radiante” contestó Armando. Julieta no contestó nada, se quedó pensando en que cualquiera que lo escuchara en la calle lo confundiría con un caballero. Nada más alejado de la realidad. “¿Con quién viniste?”, preguntó Armando. “Agustina está adentro esperándome”.

“Julieta y Agustina… las inseparables. Yo he venido con Lucía, mi novia”, Armando hace una seña a Lucía, quien se acerca. “Mi amor te presento a Julieta, una vieja amiga”. “Mucho gusto, dice Lucía” y se dan la mano. “Y qué haces acá afuera sola” le pregunta Lucía. “Mi amiga Agustina me espera adentro”, responde Julieta. “Pues ven con nosotros que Armando conoce al guardia de la entrada. Lucía parecía ser buena persona y la verdad era que su aparición repentina en ese momento le daba mucha más tranquilidad.

Dentro del Prestige, buscó a Agustina por unos cinco minutos pero no parecía dar con su ubicación en medio de tanta gente. Decidió ir al bar por un coctel mientras aparecía su amiga. Tal vez desde allí podría llamarla e intentar escucharla, o mejor aún, enviarle un texto.

Invéntale un final a esta historia que ha sido escrita entre Valentina Solari, Antonia Rangel y la edición del Comité editorial de Cuento Colectivo. Una vez sepamos el final de la historia le inventaremos títulos. El que hay en el momento es provisional. Puedes participar en la zona de comentarios de esta entrada.

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2 respuestas

  1. . Y Julieth toma una copa de ron y aparece su amiga agustina con su novio pedro y el viene con Carlos reúnen los cuatro y toman otra copa de Ron llega al bar Amando y su Novia Lucia se reúnen todos y comienzan a bailar Julieth comienza a bailar con Carlos y Carlos la comienza a lagar pero Armando se da cuenta y despierta unos celos agresivos , Pero Carlos que es todo un Caballero Le habla en tono Suave y le pregunta ¿ que pasa? Armando le contesta hermano Ella es la mujer que yo amo, Carlos le dice acaso Tu no vienes con tu novia si pero amo es a ella , entonces Agustina le dice tú la despreciaste cuando ella lo amaba ya es demasiado tarde, Pedro lo llama Valora a Lucia se ve que es una buena chica el contesta pero yo amo a Julieth pedro le contesta acaso se preguntado si ella lo ama has intentado conquístala ella le has preguntado que gusta mientras tanto Carlos la alaga la complacía y le resaltaba las cosa buenas de al final armado se enborracho yarmo chau increíblemente desastroso y Carlos se portaba como un caballero yeso enamoro a Julieth. Al final Julieth escogió a Carlos y armado quedó solo por machista e imponente

    Texto por Ana Eudicia Cetina Amado

  2. LA NOCHE GALACTICA EN EL PRESTIGE
    Tuve que empezar a buscar a mi amiga por todo el Prestige, recorrí cada rincón y estuve observando como muchas de las parejas allí presentes se demostraban su amor, nada similar con mi triste situación de soledad, pero si con la tranquilidad que después de ver a Armando con su querida novia sabía de antemano que no me incomodaría, esa situación si era muy favorable sin embargo Agustina seguía sin comunicarse conmigo, y cuando pensé que había perdido mi tiempo aparece de repente con una canasta llena de frutas y un par de globos, esa era mi gran sorpresa, mi gran amiga me quería sorprender con una pequeña celebración.
    En ese momento recordé que, aunque mercurio estaba retrogrado, mi creencia en la influencia de los planetas estaba a punto de desvanecer ya que las cosas no estaban saliendo como lo había imaginado.
    Me sentí feliz porque mi gran amiga había cambiado lo que pensé sería un día triste para convertirlo en un día con mucha felicidad.
    Terminamos en esa azotea cantando y brindando hasta que la aurora nos sorprendió y ya no recordaba al dichoso mercurio retrogrado, ahora era todo positivo y sinceramente lo que quería era que el tiempo se paralizara.

    Texto por Gloria Estela Vargas b.

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