Este micro cuento fue escrito por Rocío Chara Fernández, agente educativa del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, y surgió a partir de este ejercicio (uno de los permanentes en nuestro portal) en el cual la idea es pensar en una memoria que incluya música.
La música que invita a bailar, grita por ser escuchada y da la oportunidad de escoger entre los numerosos CD, aquella vieja melodía que no fue machacada por las emisoras. Esta nos deleitaba tanto, que la sala se convirtió en una discoteca y nosotros melómanos por afición, pero con la seguridad de tener un propio estilo. Dejamos la huella imborrable en los vecinos, que nos nombraron en adelante “Los soneros”.