A partir de hoy estrenamos esta categoría de “Foros”, en la cuál lanzaremos preguntas relacionadas con la literatura, escritura, ficción y mundo de las letras en general. La idea es que sean ustedes mismos, los usuarios, los que produzcan unos contenidos de calidad con sus respuestas, que le agreguen valor a cuentocolectivo.com. En muchos casos haremos una recopilación de las respuestas más interesantes. ¡Participa en la zona de comentarios de esta entrada! En esta ocasión la pregunta es: ¿Qué estrategias usas para combatir la temida página en blanco?
5 respuestas
Aunque cause temor, no tengo estrategias, ¿o quizás sí? Podría evocar recuerdos y según lo sucedido me sugiere un tema, tentativo hipotéticamente, de esos que me invitan a caminar, a re-sentir, a colgar letras en el aire mientras las escribo en la mente. Los lugares son múltiples si de pensar en comenzar a escribir se trata, en cambio, si abandono esas ideas o sugerencias poco plasmadas, ellas, en algún momento, con ayuda del subconsciente me buscarán.
Mi estrategia es la siguiente: 1º) me alejo de la página y hago cualquier otra cosa, para pensar en temas que no tienen que ver con la escritura. 2º) vuelvo a sentarme frente a la página y escribo lo primero que me viene a la mente; no cuestiono si será para un cuento, una poesía, un relato o un escrito autobiográfico. Escribo y escribo y escribo hasta que me canso. Recién en ese momento marco con rotulador frases, palabras, ideas que me parecen interesantes. Tengo cientos de estas páginas; y siempre algo me sirve para comenzar a escribir en serio.
Lo que voy a decir no difiere mucho de lo que ya han apuntado mis compañeros. No es la hoja en blanco en sí lo que me aterra sino la sensación de no encontrar una historia lo suficientemente buena que la rellene, pero ese es un simple error de inicio. En mi caso, para combatir esa desagradable e inútil sensación, rebusco en mi interior como para hacer cierto ejercicio mental, aunque no con la intención de escribir sino de contarme algo a mí misma. Elaboro algo así como una conversación interior y tiro de ella para alejarme del vértigo de tener que producir algo nuevo. El subconsciente es nuestro mejor aliado, él hará por nosotros lo mismo que cuando estamos durmiendo, construye historias a partir de lo vivido, pensado y ya trabajado por nosotros en otro momento. El subconsciente no descansa y protege las ideas del olvido al mismo tiempo que las ayuda a evolucionar o a consolidarse, desechando o agregando lo que le interesa. Después de charlar un poco en silencio, cojo el bolígrafo y hago de su movimiento en mi mano una extensión del pensamiento, olvidando la crítica o la necesidad de perfilar al principio nada, porque solo es dejar fluir. Cuando vuelves a releer lo escrito puedes encontrar algo bueno que reutilizar, o desde lo cual continuar para contar la intención o el argumento principal de una historia.
La página en blanco es el mejor pretexto para liarse con la musa… no siempre está de buen humor, no siempre es generosa. Pero qué placer es lograr que diga “sí”. Tarea para la que no quiero tener receta. Aunque siempre el mejor insumo es la vida cotidiana. Salud!
Desde la cúspide del viento o lo que es un rostro, una cama, un escritorio, arrojarse para mirar de nuevo. Fuera del día, de la noche, de lo existente o lo no existente, arrojarse con los brazos abiertos, como quien busca otra orilla, o un tiempo muy largo sobre la arena de alguna playa. Arrojarse porque sí. Si él o ella comienzan a pensar, acaso por precaución, la escritura se inmoviliza en lo no visto. En la caída, el corazón a punto de reventar y el aire golpeándonos fuertemente la cara, la precisión de lo devastado, penetrar la palabra, esa piedra nos moldea.